domingo, 25 de noviembre de 2012

Reflexión sobre las violencias y sobre el aborto



Este es un blog para mi propia reflexión, para la construcción de mi propio feminismo. Pero también espero que estas reflexiones le sirvan a otra gente.

Hace pocos días se aprobó en mi país la ley que agrava las penas por femicidio. Es decir, se tipificó el femicidio, se aceptó legalmente que existe una diferencia entre un homicidio simple y un homicidio por cuestiones de género, que no son otra cosa que el resultado de un violento uso del poder de una persona sobre otra.






Un resumen interesante de la ley:




¡Qué lindo es recordar el día internacional contra la violencia de género, con esta ley! Falta mucho por recorrer, pero se siguen dando los pasos necesarios.



De todas maneras, hoy no quería reflexionar sobre esto.



Quisiera reflexionar sobre un tema MUY pero muy conflictivo, que desata discusiones apasionadas y hasta violentas…

Quisiera reflexionar sobre el aborto. Sobre su legalización, sobre las implicancias de legalizarlo o no, sobre el aborto en sí, como fenómeno social y personal…

Hace poco leí una cita. Desconozco si es realmente de Favaloro; a veces ponen gente famosa e indiscutible (preferentemente muerta) para hacer que la opinión valga más.



"Los ricos defienden el aborto ilegal para mantenerlo en secreto y no pasar vergüenza. Estoy harto de que se nos mueran chicas pobres para que las ricas aborten en secreto. Se nos mueren nenas en las villas y en Sanatorios hacen fortunas sacándoles la vergüenza del vientre a las ricas. Con el divorcio decían que era el fin de la familia, y sólo fue el fin de la vergüenza de los separados ilegales. Con el aborto legal no habrá más ni menos abortos, habrá menos madres muertas. El resto es educar, no legislar".



René Favaloro (1998)



Analicemos lo que dice. La lectura que yo hago es una denuncia a la hipocresía, señala que el aborto punible afecta sólo a las mujeres pobres, a las que no pueden pagarse un aborto seguro (y clandestino).



Es decir: a nadie le gusta abortar.



Nadie esta A FAVOR del aborto, no es un deporte, no es algo liviano ni una decisión fácil de tomar.



El aborto no es un invento de nuestro siglo ni del pasado, existe desde siempre.

Una mujer embarazada puede tener muchísimas razones para abortar, y todas involucran sentimientos de culpa, angustia, bronca.

Porque si te planteaste abortar, es porque realmente no querés tener otro hijo, porque no te sentís capaz de ser madre, que es una responsabilidad inmensa. Porque ya tenés muchos hijos y no podes mantener otro. Porque quizás, fue engendrado de una manera horrible. Ninguna de estas razones son menores.

Y ninguno de los sentimientos que se involucran son menores.



Yo me pregunto:

 ¿no sería bueno plantearse por qué una mujer llega a la decisión extrema de abortar?



Se me ocurren varios casos, quizás haya más:



CASO 1:  La mujer no quiere tener hijos (por la razón que sea). Aquí aparecen varios problemas:

·  No tiene la información necesaria para cuidarse, o el acceso a anticonceptivos. Muchas veces sucede no sólo con adolescentes, sino con mujeres maduras también.

·  Su pareja no quiere cuidarse, a pesar de que ella se lo pida. No abriré juicio sobre esto, pero da para una reflexión entera.

·  Le niegan la operación de la ligadura de trompas. Esto… VERDADERAMENTE es ser hijo de puta. Poner atención: Acá no estamos hablando de hijos por nacer que ya han sido engendrados, sino de la posibilidad real de no engendrarlos. Es simplemente quitarle el derecho a decidir sobre su futuro a una mujer, convertirla en un objeto reproductor de la especie. Esto le sucede a muchas mujeres pobres que recurren a un hospital público.



CASO 2:  Violación

¿Hace falta mencionar el caso de Tejerina?

No me imagino peor tortura que tener un bebé fruto de una violación, de un acto de extrema violencia sobre mi cuerpo. Gestar durante 40 semanas, tener en el cuerpo un recordatorio permanente de un hecho que es horroroso.



CASO 3:  Violación de una menor o persona incapaz.

Esto ya es algo extremo, pero sucede. Y lo peor: sucede DENTRO de las familias, abusadores que son tíos, abuelos y hasta padres de esa menor o esa mujer incapaz.

¿Es necesario castigar a esa niña con un embarazo?





Las organizaciones Pro-vida siempre hablan del bebé, del niño por nacer. Y yo me pregunto si ese niño no va a tener una vida de mierda, porque su madre,  ¡no lo quiere! ¿Criar a un hijo que te recuerde un hecho aberrante? ¿Que se muera de hambre, que no tenga futuro, que viva en la calle? ¿Un hijo en el que deposites toda tu frustración?

Qué fácil es señalar con el dedo, cuando el problema no es tuyo… Si tanto estás a favor de la vida, ¿te vas a hacer cargo vos del niño o niña que estás luchando para que nazca? ¿Vos lo vas a criar, educar, darle el amor y el sustento que necesita? No, por supuesto. La única que hacía eso es la Madre Teresa.



Pero claro, acá aparece la tan mentada figura del supuesto “instinto maternal”. Que toda mujer que tenga un bebé automáticamente se enamora de él o ella y lo criará feliz.



Instinto maternal: ¡Qué gran mentira!



Yo tengo una hija a la que amo con todo mi corazón. La deseé, la planeé, compartí mi embarazo con mi marido… Hoy puedo decir que el embarazo no es algo hermoso, que lo sufrí en el cuerpo y emocionalmente. Que una futura personita tome prestado tu cuerpo es algo muy estresante. Que la depresión post-parto no es cuento y no tiene que ver con extrañar la panza, sino con el agotamiento que produce no poder dormir, estar cansada y herida. Por más que valga la pena, la maternidad es un trabajo difícil, de 7X24.



¡Ni quiero imaginarme si no la hubiera deseado!



Insisto: NO ESTOY A FAVOR DEL ABORTO.

Pero entiendo que haya mujeres en situaciones extremas, que, sea legal o no, lo van a hacer igual. Y muchas van a morir en el intento.



El aborto no es un asesinato, porque el bebé aun no nació, no es un ser independiente de la madre.

Por supuesto, aquí también hay una línea muy delgada… por eso se trata de que no se le pongan trabas legales a la mujer, para que llegue a los 6 meses, cuando el bebé ya está formado.



Se debaten aquí cuestiones filosóficas, ontológicas. ¿Cuándo una persona empieza ser persona? ¿Cuando son unas cuantas células juntas? ¿Cuando terminaron de formarse los órganos? ¿Cuándo sale de la madre?



Y lo peor de todo esto es que no veo un debate serio. Salen organizaciones de mujeres a decir “Yo aborté” como bandera, y salen organizaciones pro-vida a decir “asesinas”.



Y mientras tanto, en el congreso y en diputados… “cricri”. Los partidos políticos no se juegan con una opinión, tienen miedo a perder votos…



Pero bueno, la verdad no me sorprende. Si ya desde el vamos, se ha instaurado en la sociedad un sistema perverso.



Por un lado, un bombardeo constante de sexo, publicidades que “cosifican” a la mujer, y que ponen al hombre en situación de que si no tiene relaciones, es menos hombre, programas que supuestamente son artísticos y que sólo fortalecen estereotipos.

Luego, la figura intachable de la madre, feliz de hacer las tareas de la casa y de gastar plata de su marido (nunca de ella), y sin ningún tipo de deseo sexual, o como máximo un deseo culposo.

Seguimos por una educación sexual deficiente, fragmentaria, última en orden de importancia, tendenciosa y hasta mal informada, sin distinción entre sexo, sexualidad y género. Y esto no sólo en las escuelas, sino con los profesionales de la salud que atienden a jóvenes y adult@s.

Continuando con la prostitución, la trata de personas, el invisibilización del cliente y del proxeneta como protagonistas de una violencia extrema hacia mujeres, niños y niñas.

Y por último, la criminalización del aborto.



Ecuaciones nefastas!



Educación sexual deficiente + publicidad sexista + aborto ilegal = madres adolescentes



Salud reproductiva y sexual deficiente + modelo de madre imposible = mujeres frustradas en su sexualidad y hombres que buscan prostitutas por la misma razón







Dejemos de mirar para otro lado, dejemos de señalar con el dedo a otros y otras cuya situación no nos toca, empecemos a construir una sociedad menos hipócrita y más justa para todas las personas.

¿Por donde se empieza?

Por hablar de temas incómodos. Por entender situaciones, por cuestionar modelos vigentes que nos hacen daño, no sólo a las mujeres, sino a todos los géneros.